martes, junio 13, 2006

HUMBOLDT Y RAYMONDI EN HUALGAYOC

( ALEXANDER VON HUMBOLDT)
(ANTONIO RAYMONDY)
DOS PROMINENTES ESTUDIOSOS Y NATURALISTAS EN SUS VISITAS AL ASIENTO MINERO DE HUALGAYOC

La importancia que Hualgayoc tuvo como asiento minero, no sólo atrajo la atención de mineros inversionistas en tiempos de la colonia, sino que también centro la atención de importantes investigaciones científicas debido a la riqueza que en su naturaleza contenía, dentro de las expediciones más notables que a esta zona se realizaron existen dos que dejaron huella en las diferentes obras de estos estudiosos. Estas expediciones fueron la del sabio alemán Alexander Von Humboldt, quién visita Hualgayoc en setiembre de 1802 y la otra fue realizada por el italiano Don Antonio Raymondi, en 1859.

ALEXANDER VON HUMBOLDT EN HUALGAYOC

En los primeros días de setiembre de 1802 llegan Humbold y Bonpland a Hualgayoc ciudad a la que llaman él y los sabios europeos "Micuipampa" y que en 1856 sufrió un horroroso incendio que la destruyó casi por entero.

Los datos científicos sobre la calidad de los minerales, investigaciones geológicas y botánicas, constatación de alturas y temperaturas dentro y fuera de las minas, cuadros estadísticos del mineral de plata extraído, son de la mayor importancia, así como las observaciones socioeconómicas y humanas. De estas últimas cito algunos ejemplos

" La mina del Purgatorio tiene su nombre del calor que existe en su interior, que con respecto a la altura de la región, es considerable, pues alcanza 19º C. mientras la temperatura al aire libre fue de 5º. C. La mina de Hualgayoc ha producido entre 1774 y 1802 un total de 2.180 470 marcos de plata (50 toneladas)? Las rocas del cerro de Hualgayoc y de Fuentestina encierran gran cantidad de agua; pero en el Purgatorio reina por el contrario una sequía absoluta? Como por otra parte el termómetro al aire libre subió a sólo 0º C.. Los mineros que realizan los rudos trabajos sin vestidos, califican de sofocante el calor subterráneo del Purgatorio".

"El cerro argentífero de Hualgayoc, además de estar puesto al descubierto por los centenares de galerías que en todo sentido lo atraviesan, presentan también en su masa silicea grietas naturales por las que puede un observador colocado al pie de la montaña, percibir el azul del cielo, siempre azul oscuro en estos altos parajes" La singularidad del espectáculo se aumenta aún más con el sinnúmero de chozas y habitaciones que doquiera se muestra un pedazo de terreno llano, se ven suspendidos como nidos de pájaros, en las escarpadas laderas del cerro. Los mineros llevan la MENA o mineral en canastos por senderos donde se verifica la operación de almagamación.

En su monografía "La meseta de Cajamarca" el Barón de Humboldt, que en los primeros treinta años de laboreo, las minas que él entonces visitó, habían producido en Plata, otros tantos de millones de piastras. Tan considerable riqueza explica la simultánea prosperidad de toda la región, señaladamente la de su principal ciudad, (Cajamarca), en cuyas casas grandes había vajillas completas y muchos objetos de valioso metal, y donde el gremio de plateros era muy numeroso, destacado y competente, según pueden acreditarlo muchísimas obras de sus manos que aún se conservan dentro y fuera del lugar; obras con estilo propio y que, por lo distintas e inconfundibles son fácilmente clasificadas por los expertos.

"Utensilio doméstico manual, casi indispensable, llegó a ser en Cajamarca por esos tiempos el jarro de plata para el agua de beber. Ordinariamente era cilíndrico, de tamaño y capacidad medianos, bien bruñidos y sin otros adornos que un asa más o menos airosa. Algunas familias lo tenían individuales con sendas marcas grabadas, verdaderos jeroglíficos cuando los nobles se prestaban para esos alardes. Las gentes menos afortunadas poseían siquiera una para el uso general y solamente los pobres de solemnidad apagaban su sed en innobles cacharros"

Humboldt percibe una atmósfera de abandono y desalineo en el poblado y hace unas anotaciones al respecto. Ya en 1789 los cautelosos canónigos de Trujillo reconocían que los diezmos habían crecido con el descubrimiento de las minas de Hualgayoc, pero opinaban que por el justo y probable recelo de que no permanezcan o por lo menos vengan en decadencia las dichas minas de Hualgayoc, respecto del notorio desarreglo en que están desde sus principios y los desordenes que allí s experimentan. Por que en caso de subsistir las expresadas minas en la misma producción en que hoy están ( que lo dudan todos los inteligentes), no sólo por las razones que ha dicho, sino por otras naturales)?, (Informe reproducido en Monografía de la diócesis de Trujillo, TOMO III Trujillo 1931. P 180)

Humboldt coincide en gran parte con esas apreciaciones: "A pesar de la ignorancia increíble de sus trabajadores y de las diferencias de la anticuada amalgamación, rinden anualmente más o menos un millón de pesos"

"Se cree y con razón que bajo un gobierno más ilustrado, el cerro de Hualgayoc sería un segundo Potosí; Por que en efecto sus minerales son más ricos que los de Potosí mismo. En medio de estos bastos páramos, como en todas las ciudades del Perú habitadas por mineros, el aburrimiento arrastra a la clase más acomodada, pero que por eso no es siempre la más culta, a jugar sin medida a los naipes o a los dados. Riquezas rápidamente adquiridas se disipan con más rapidez aún".

Poco después se imprime en Lima, año de 1814, un opúsculo titulado "Historia compendiosa de la escandalosa oposición que ha sufrido por más de doce años don Pedro de Rojas y Briones, minero, en el Rl. De Hualgayoc, a causa de haber ofrecido hacer manifestación de un nuevo método de beneficiar los metales de oro y plata, ahorro de tiempo, gastos de azogue" (Impresos peruanos en 1800 a 1817 . Lima 1957. p 32-1 Vargas Ugarte)

Al proclamarse la independencia en una de las primeras reuniones en 1822 el diputado Antonio Rodríguez, para remediar la situación propuso que en atención a no haber en las minas de Hualgayoc un ministro que zele el abuso del comercio clandestino que se hace de la piña que se hace de dichos minerales, de lo que el citado recibe un notable perjuicio, pido. Que en el día se establezca una intervención nombrando para ella alguno de los empleados de la de Cajamarca, que con la asignación de un sobre sueldo y la respectiva fianza, esté a la responsabilidad de los abusos de este giro, organizando los demás sujetos a alcabala, que corren igual suerte en toda la extensión de aquel partido (Actas de los congresos del Perú desde el año de 1822. Tomo I. lima 1928. P. 135 6 )

ANTONIO RAIMONDI EN SU VISITA AL MINERAL HUALGAYOC


El célebre naturalista italiano Antonio Raymondi realizó su primera visita a Cajamarca en 1859 y en su libreta de campo número 12 que concluye el 31 de mayo, narra los hallazgos y descubrimientos que realiza en el afamado asiento minero de Hualgayoc, conocido también como Mineral Hualgayoc. Raymondi en su crónica refiere: "Al salir de Cajamarca con rumbo al norte se atraviesa la pampa y se sube una cuesta de conglomerado traquítico, denominado en la región cantería, llegando casi a la cumbre, el punto más elevado del camino, se nota a la derecha muchos escombros y algunas bocaminas trabajadas por los antiguos peruanos en una roca cuarzosa, porosa. A estas minas se las conoce con el nombre de Carachugo y sus socavones son muy largos y rudimentariamente trabajados. La roca cuarzosa por extraña, parece haber sido modificada por el contacto de otra volcánica. El mineral que se trabaja era el oro".

Por el punto más elevado del camino pasa una acequia construida por un señor de apellido Salcedo, para conducir agua hasta la costa.

Luego se pasa a una formación calcárea. Un poco más allá se observa nuevamente al conglomerado traquítico formando varias columnas y figuras caprichosas; entre las cuales destacan tres grandes piedras, que los lugareños llaman los frailes, debido a que sus formas ofrecen semejanza con aquellos. Pasado esto, se nota un terreno inclinado cubierto por una capa de piedra entre mantos de arcilla. En seguida se baja para entrar a la hacienda de Yanacancha, la vegetación no es muy variada, al salir de Cajamarca, se observa las plantas de los alrededores de esta ciudad como son una gran cantidad de pencas, escorzonera, algunos saúcos, chilco, salvia, papa, unas ciclanthera llamada pega pega y que cubre la mayor parte de los arbustos.

Subiendo la cuesta van apareciendo poco a poco Gencianas de flores coloradas y otras de flores blancas con estrías moradas en su parte exterior, después muchos Alisos, arbustos de Chuquil, alguna Salvia Real, otra gramínea, muchas compuestas de flores amarillas, etc. Bajando a Yana cancha aparecen pocas plantas y, en los alrededores de la hacienda se notan algunos árboles de Saúco, arbustos de Chuquil y Crataegus, gramíneas, Chinchango o Chinchagual.

De Yanacancha a Hualgayoc hay como cuatro leguas. Al salir de Yanacancha se baja el río del mismo nombre, el que más abajo, reuniéndose con otros riachuelos forma el río Llaucán. Se pasa este por un puente en un punto llamado Los Trapiches de Villanueva; perteneciente a la hacienda ya citada. En este lugar se nota varias casas de regular construcción. Subiendo al otro lado, una cuesta no muy larga se llega a una nueva hacienda llamada Yanacanchilla, pasada la cual se baja al río del mismo nombre para nuevamente subir, por el otro lado, hasta el punto culminante, por donde pasa en caprichosa forma el rico cerro de Hualgayoc.

En la subida a Hualgayoc, se nota todavía Chuquil, Crataegus y aparece el Quinual, alguna Rhexia Hediotis, Calceolaria, etc. Ya en Hualgayoc se ve pega pega y tabaco andino. Hualgayoc es un pueblo con más de 400 habitantes fuera de los que viven en los alrededores, las facciones de los naturales son regulares, principalmente en los niños y su color es blanco.

Pagan a los trabajadores tres reales diarios sin comida. Por combustible tienen la leña que traen de Chugur, distante cuatro leguas; a esta la compran por cargas, valiendo la de una bestia cuatro reales y la venden por haces de arroba o arroba y media que valen un real cada uno.

El carbón, en pequeños fardos envueltos en paja y equivalentes a la mitad de lo que venden en dos reales en Cajamarca, lo expenden a medio el fardo. El carbón de los terrenos de Yana cancha puesto en hualgayoc vale tres reales el quintal. La carga de diez arrobas y diez libras de sal cuesta 8 pesos y el agua que sirve a la población viene de un arroyo llamado La doncella.

Raymondi describe al cerro Hualgayoc de la siguiente manera: De las combas de sus cerros y de sus cumbres bajan multitud de caminitos formadas por tierras metaloides de diversos tintes que conducen a vetas cupríferas, las rosadas o rojizas; café oscuro o chocolate a yacimientos auríferos, los argentados a minas de plata, las plomizas a las de manganeso, predicando la codicia humana por el intrínseco valor que representaban y el regocijo por su belleza ambiental, también escribió entre sus apuntes una relación de las visitas realizadas a las principales minas de Hualgayoc, a las que calificó como Búcaro de plata en atención a la predominancia de este metal precioso en las entrañas de sus yacimientos:

MINA REY.
Sus minerales son pavonados y rocicler, pertenece a don Juan Salque y a don Manuel Galarreta.

MINA SAN ISIDRO.
Un poco más elevada que la del Rey, pertenece a don Manuel Galarreta. Sus minerales principales son panizos y algo pavonados con pintas de rocicler.

MINA ARANZUZO.
Perteneciente a don francisco Xavier y a doña María Arana, queda más arriba que las anteriores. Sus minerales son panizos y pacos.

MINA DE SAN FRANCISCO.
De propiedad de don José María Velarde, se encuentra ya situada en los farallones y cerca de esta la roca se halla perforada y forma lo que se llama ventanillas de Hualgayoc. Sus minerales son Panizos.

MINA DEL PILAR.
Todavía más arriba que la anterior, se encuentra esta mina más elevada que todas y fue la `primera que se descubrió por cuya razón se llama también La Descubridora. Y ha sido trabajada a tajo abierto.

SOCAVON REAL O DE ESPINACH.
Su dueño inicial fue Vicente Espinach, quien invirtió tantos esfuerzos y dinero; pero sin obtener los resultados esperados. Posteriormente fue objeto de mucho trabajo, este asiento tenía ocho metros de ancho y más de quinientos de largo.